Solamente había habido una historia que me había causado pavor, pero ahora son dos...
El relato del que os voy a hablar hoy tiene solamente doce páginas, por lo que no te recomiendo leerlo si no has terminado la historia.
¡QUEDÁIS AVISADOS DE LOS SPOILERS!
No Tengo Boca Y Debo Gritar es un relato escrito Harlan Ellison, publicado en 1967. La humanidad estaba a punto de pisar la luna, y la tecnología estaba avanzando más rápido que nunca. Todo el mundo decía que esta nos salvaría y nos haría las tareas que nos diera pereza realizar, pero fue entonces cuando Harlan Ellison dijo todo lo contrario. Planteó una pregunta que hoy en día nos hacemos constantemente pero que, hace casi sesenta años, nadie había pensado.
Y es que Ellison pensó: ''¿Y que ocurriría si, en vez de ayudarnos, la tecnología decidiera dominarnos?''. Pero esto no se queda aquí, ya que Ellison no pensó en un robot, sino en una inteligencia artificial. Con todo las las herramientas que disponemos, hoy en día esto es algo muy presente en nuestras vidas. Pero, en 1967, era solo una idea de algo que podría llegar algún día.
Hoy la conocemos como IA, pero Ellison la planteó como AM, un ser artificial e inteligente creado por la humanidad, el cual se había apoderado de sus creadores. Existieron la AM rusa y la china entre otras, las cuales fueron creadas por las máximas potencias mundiales para combatir en la Guerra Fría, que se había convertido en la Tercera Guerra Mundial. Pero AM se fusionó en una sola inteligencia. Fue arrasando el planeta y moldeándolo a su placer (lo único que no podía hacer era dar vida, pero en la obra se le compara con un dios), hasta dejar solamente cinco humanos con vida. Esos cuatro hombres y esa mujer fueron alterados genéticamente por AM para que no pudieran envejecer, y allí se sitúa el relato.
Desde los ojos de Ted, uno de los supervivientes, vemos la locura a la que está sometida AM, o eso creemos. Hacia la mitad del relato, los protagonistas ven un cartel de neón con un breve mensaje escrito, en el que AM cuenta el odio que siente hacia la humanidad.
Y esa es solo una de las cosas que me hace pensar que, aunque en NTBYDG no haya personajes profundizados, aunque no esté escrito de la mejor manera posible, aunque tenga una duración que no supere las quince páginas, es una obra indispensable para cualquier amante de la Ciencia ficción. Y es que no es una historia que esté creada para ser disfrutable a la hora de leerla; de hecho me dejó una especie de mal rollo al terminarla.
Este es otro punto del que quería hablar: el final. Benny, el compañero de Ted que tiene un físico parecido al de un simio, estaba sumergido en la locura. A los humanos ya no les hacía falta comer para sobrevivir, pero el aburrimiento pudo con él. Benny empezó a comerle la cara a Gorrister, uno de sus compañeros, hasta que sembró el caos. Allí murieron todos los compañeros de Ted excepto él, y AM se sorprendió al no poder modificarlos genéticamente para poder salvarles la vida. Según dijo el propio Ted en la historia cuando sintió la sorpresa de AM, lo vió claro: ''Se la había privado de sus juguetes''. Pero entonces, empieza a ''jugar'' con él; Lo modifica a más no poder.
Dando un salto, vemos cómo ahora Ted narra todo en presente. Dice que AM le ha hecho perder la nación del tiempo, y que podrían haber pasado siglos. Afirma ser una masa gelatinosa sin ojos ni boca, que deja un líquido allí por dónde pasa.
Y es allí, al final del relato, donde Ted empieza a desesperarse. Dice:
''AM
estará cada vez más furioso al recordarlo. Esto me hace en cierto
modo feliz. Y sin embargo... AM ha vencido, simplemente... se ha
vengado... No
tengo boca. Y debo gritar.''
No voy a puntuar esta historia, ya que creo que no está hecha para disfrutarla, sino más bien para dejarte un buen rato pensando. Pero sí que puedo afirmar que me gusta, y que su concepto me parece interesante.
''No tengo boca. Y debo gritar''.
Ted